martes, 11 de junio de 2013

La muerte no nos roba los seres queridos


Ya no sé en qué fecha estamos, Lolilla, creo recordar que estamos en el mes de Abril del año 2013 en casa ya no hay calendarios, y en mi memoria, todo está hecho una maraña. Me acuerdo de aquellos calendarios grandes, bonitos, ilustrados, con imágenes de santos que colgaban en la cocina Ya no hay nada de eso todas las cosas antiguas han ido desapareciendo, y yo  hui borrando sin que nadie se diera cuenta Sentí como mi corazón se encogía, la barbilla me temblaba me aguante las ganas de llorar. Diego, tenerlo entre mis brazos como ramita nueva que han salido de este viejo tronco en que me he convertido, sentir su piel tiernita muy cerca de mí, hasta me daba por cantar canciones de cuna ,yo los bendigo a todos ¿qué culpa tiene que yo me haya vuelto invisible?¿cuántas veces ignoran lo que dicen los mayores, ya estás mayor, que sabe son otros tiempo, recuerden que también fuimos bebés, niños, jóvenes, adultos, llenos de vida, de ilusiones, recuerda que mis manos, fuertes os dieron el apoyo que hoy les negáis, que mis palabras le dieron muchas veces el consuelo. Los mayores que os rodean en la familia o en cualquier lugar, fueron lo que eres, y lo que serás, ¿por qué no recordar que la vida suele ser como un espejo devolviendo lo que se le da, amar, cuidar y respetar a los mayores, es un acto de justicia, he caminado mucho para llegar a donde estoy, no pisoteen mi camino, aprendan de mi.

La muerte no nos roba los seres queridos. Al contrario nos los guarda y nos los inmortaliza   en el recuerdo. Y es que enfrentar el hecho de que una persona a la que amabas no está más a tu lado es uno de los retos más difíciles ante los cuales nos pone la vida. La vida sí que nos los roba muchas veces y definitivamente. A pesar de todas las expectativas, el tiempo  de mi muerte está cerca. Quiero morir en casa. No dejes que mi fin te desarme Diego, y en ningún caso llores por mí.

Qué pasa cuando me siento  solo cuando no encuentro salida, cuando solo pienso en suicidarme, cuando siento que no valgo nada, cuando no siento nada y  que la depresión me ataca y no puedo hablar, cuando no tengo la posibilidad de hablar con nadie porque me siento solo.

Creo que moriría si por algún motivo dejase de escribir. Podría decirse que lo que me hace vivir todavía es escribir para que mi Lolilla desde el cielo lo pueda leer y así sabe que no la olvido. Hoy tuve la felicidad de recibir en mi casa a varios de mis queridos hijos para festejar mi cumpleaños. Para mí ha valido la pena vivir 78 años para llegar a tener tan buenos hijos como son ellos. Agradezco el amor que me tienen, pero aun más el amor que siento por ellos. ¡Sería muy triste vivir sin familia!

La vida ha sido muy generosa conmigo. Doy gracias a Dios por la vida que me ha dado, durante la cual he sentido grandes tristezas, pero también he tenido muchos momentos de felicidad y satisfacción. Y mi más grande satisfacción es tener tan buenos hijos. ¡Es el mejor tesoro que se puede tener!

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