domingo, 20 de octubre de 2013

MI NIETO


·        Mi muy querido niño: Son en estos momentos las 2 y 10 de la madrugada del día 20 de 0ctubre del 2013. Ya fue tu cumpleaños en l cual cumplisteis 10 años . Estoy sentado en el ordenador intentando escribirte esta carta, porque quisiera poder expresar en ella todo el amor que tengo guardado en mi corazón para ti.

No sé si podré conseguirlo, porque el amor no es algo que deba plasmarse en una carta; ni siquiera es algo que deba ser guardado en el corazón. El amor quiere ser expresado, necesita ser expresado frente a frente.

Pero yo no puedo hacer eso ahora, cariño. Espero poder hacerlo algún día. Y si no puedo porque mi tiempo se acabe antes, quiero dejar esto escrito, porque no me resigno a que no sepas nunca lo mucho que te quiso tu abuelo, tus abuelos.

No sé cuantos años tendrás cuando puedas leer esta carta; ni siquiera sé si llegarás a leerla algún día. Me gustaría poder ser yo quien te la diera, pero quizá no sea posible; es más, lo que de verdad me gustaría es no haber necesitado escribirla.

Pero, si no puedo dártela yo, alguien te la dará. De alguna forma sé que algún día llegará a tus manos. De momento me conformo con soñarte, y con poder mirarte en las fotos que tengo distribuidas por todas partes; y besarte en el papel cada vez que te echo de menos, cosa que ocurre cada día del año, cada hora de cada día del año, cada minuto de cada hora de cada día del año.

Y la persona que te la entregue, seguro que podrá responder a todas tus preguntas. Porque estoy segura de que algún día tú te harás preguntas sobre nosotros: tus abuelos. Y quizá te preguntes por qué no nos conociste, por qué no te dieron la oportunidad de querernos. ¿Sabes cariño?: el amor de los abuelos es algo que ningún niño debería perderse; ni ningún abuelo debería perderse el amor de sus nietos.

Tanto tú como nosotros nos estamos perdiendo algo muy importante, pero sobre todo tú, porque nosotros, al fin y al cabo somos personas adultas y tenemos recursos para compensar esa carencia, como por ejemplo, escribirte esta carta, confeccionar un álbum con tus fotos, llenar la casa de fotografías, pero sobre todo, cerrar los ojos en el silencio de cada noche y traerte a mi mente para darte un abrazo.

Y abrazarte fuerte, porque pienso que, de alguna manera, ese abrazo llega a ti a través de mi deseo de que sepas lo mucho que te quiero, que te queremos. Tú, en cambio, no puedes hacer nada. Y ¿sabes?, los abuelos somos tus raíces, tu pasado, tu historia, tu familia, tu sangre; formamos parte de ti de la misma manera que tú formas parte de nosotros, le pese a quien le pese.
 
Lo que más me gusta es recordar las pocas vivencias que tenemos de ti: aquellas tardes en el parque deslizándote por el tobogán, mientras me llamabas para que mirara lo bien que lo hacías; la forma en que me llamabas "abuelito" para enseñarme algún juguete que te gustaba; cómo me explicabas ,que las "excavadoras" estaban paradas porque los sábados no trabajan, y la forma en que se te iluminaba la cara cuando me veías sacar la cajita de las chuches del bolso.

¿Sabes, mi niño?, al principio siempre que iba a verte te llevaba alguna chuchería: un huevo Kínder, un cochecito lleno de bolitas dulces, una pelota de goma, un cuento, o cualquier otra cosa que me gustara. Lo compraba con toda la ilusión pensando en lo contento que te ponías cuando te señalaba el bolso para que lo encontraras.

Pero llegó un día en que se me dijo que no volviera a llevarte ningún regalo más, porque luego no te iban a hacer ilusión cuando llegaran los Reyes o tu cumpleaños. No volví a llevarte nada; es más, incluso la pelotita de goma que te llevé aquel día, me la traje aquella misma tarde.

Pero no te preocupes, cariño, porque todos los regalos que no te he dado, algún día te los daré con intereses. No quiero culpar a nadie de esta situación. A veces la vida es injusta y difícil de comprender. Lo cierto es que al principio no podía soportarlo, pero ya lo voy aceptando.

Ya soy capaz de conformarme con mis recuerdos. Recuerdo cada momento vivido a tu lado, pero, como  han sido muchos, los repito una y otra vez en mi mente, y te sigo imaginando como eras, ya que he vuelto a verte desde el día que estuviste en el hospital enfermo.

Aquel día lo pasamos bien. Te hice fotos. Luego te dejé la cámara y te expliqué cómo se manejaba. No necesitaste muchas explicaciones, eres un chico listo; te gustan los artilugios, como a papá. Cogiste la cámara y me hiciste, tú solito, una foto . ¡Cuánto me gustaría que pudieras recordarlo! Después te hice un vídeo y estuviste mirándolo una y otra vez; y te reías mucho, porque te hacía gracia verte a ti mismo y oírte hablar. ¡Si supieras la de veces que lo miro...!

Ese fue un momento muy especial para nosotros, para ti y para mi, porque yo pude tenerte sentado en mis piernas mientras te leía los cuentos que tú me dabas, y pude también cambiarte el pañal por primera vez, y sentirnos felices juntos sin que nadie nos molestara, porque papá y mamá no estaban; sólo estaba Silvia, la chica que te cuida y nosotros tres. Creo que fue la primera vez que pudimos estar solos desde que naciste.

Al día siguiente, cuando volvimos a verte, estabas jugando tú solito en el sillón de la habitación mientras mamá descansaba en el sofá. Abrimos la puerta y, al vernos, una enorme sonrisa iluminó tu cara. El recuerdo de esa sonrisa me ha servido en muchas ocasiones de consuelo.

Bueno, DIEGO, cariño: Me gustaría que, cuando esta carta llegue a tus manos, supongo que para entonces ya serás un chico mayor, y puedas comprender algunas cosas. Y quiero que sepas, que tengas siempre presente, por mucho que te digan o que oigas por ahí, que tus abuelos siempre te han querido mucho.

Y que si en algún momento de tu vida, que ojalá sea una vida plena y feliz, te sientes solo, o te embarga algún sentimiento de tristeza, dolor o incomprensión, aquí estaremos nosotros, tus abuelos, para acogerte y ayudarte en todo cuanto necesites.

Un beso y un abrazo muy fuertes, cariño, de tu abuela que esta ya en el cielo y de mi que aun sigo en esta tierra y te podre seguir viendo pèro veo que te hacs mayor y la distancia entre los los dos se va alargando,

No por eso no e seguiré queriendo si no todo lo contrario cada dia mas, y mas hasta que este pobre anciano deje este mundo

Siempre te querre y desde  allí desde el cielo donde descansa tu abuela yo me ire un dia a reunirme con ella desde allí estaremos vigilantes para que nunca te pase nada

Tus abuelos uno en el cielo y el otro en este mundo terrenal

Loly y Cefer

viernes, 4 de octubre de 2013

Apareciste en mi vida de la misma manera en que lo hacen las mejores cosas


Octubre del 2013-10-04

Apareciste en mi vida de la misma manera en que lo hacen las mejores cosas, de repente y sin avisar. Me acuerdo perfectamente. Ese mismo dia  ya te habías instalado justo al lado de mi sonrisa. Sin que me diera cuenta apareciste y lo llenaste todo de luz. Iluminaste mi vida. Fuiste la casualidad más oportuna de todas. Inundaste esos días de recuerdos, de historias imborrables, de sonrisas eternas. Pero cada historia tiene su final y este no tardó mucho en llegar, aunque parezca que el tiempo no corre pero vuela  después de casi cincuenta años de convivencia, la muerte se te llevo. No importa. Ahora eres parte de mi historia y de mi pasado y eso no lo puedo cambiar. Tampoco quisiera hacerlo porque cada paso que he dado me ha llevado hasta donde hoy estoy. Fuiste lo más querido  y eso es lo más  importante, Lolilla.

 Desde  hace ocho años el mundo me ha roto el corazón de todas las formas imaginables y yo no puedo explicarlo, como tampoco la locura que llevó dentro. La vida nunca es justa pero debes afrontar los golpes y seguir adelante. Y cuando tengas el corazón roto tendrás que volver a construirlo y, no solo eso, tendrás que volver a confiar y esta es la parte más difícil. A pesar de todo esto, aunque la vida rompa todas tus ilusiones debes seguir soñando, ¿sabes por qué? Porque si no te ilusionas, porque si no sueñas, porque si no amas ¿qué clase de vida estarás viviendo? ¿Para qué quieres una vida si no la estás aprovechando? No se puede vivir con miedo toda la vida. La vida es así: te caes, te levantas y te vuelves a caer. Pero, si ni siquiera te mueves por temor a caerte, en realidad, ya te has hundido.

No se trata de vivir eternamente, se trata de crear algo. No se trata de cambiar el mundo, se trata de cambiar la vida. Se trata de crear sonrisas, se trata de ser feliz y de hacer feliz a los demás. La vida es una oportunidad para demostrar quién eres y que es lo que quieres, la oportunidad de ser tú mismo. La vida no es solo respirar es querer, es soñar, es luchar, es correr, es enfrentarse a los problemas... La vida es pasado, es presente y es futuro. La vida es un regalo. Un regalo que a veces cuesta ocho años de de lagrimas, recuerdos y sufrimientos, eso es el tiempo que tu faltas de mi lado y que aun hoy en día no he sido capaz de superar tu perdida, Lolilla, te fuisteis aquella noche del mes de junio del año 2005, sin que se te escapara un solo gemido, no pude ni darte un beso de despedida, tuve que hacerlo cuando tu ya no existías, pero quien sabe a lo mejor lo recibiste en el cielo.

Decimos adiós muchas veces al día. Decimos adiós sin pensar que puede ser la última vez que veamos a esa persona. Pensamos que en unas horas, en unos días e incluso en unas semanas no puede pasar nada. Pensamos que somos inmunes a todo, que nada nos puede dañar. Pero llega un día en el que te das cuenta que no. Que en un instante, en un segundo puedes irte y no volver. Que tu tiempo es limitado y tienes que aprovecharlo porque no sabes cuándo te irás si hoy o mañana pero sabes que lo harás tarde o temprano. Decimos adiós esperando poder escuchar pasado un tiempo de nuevo un hola. Vivimos esperando un final que no sabemos cuándo va a llegar

 Y un día te despiertas y te das cuenta de que ya no eres feliz, si no  más  infeliz que nunca.. Puedo seguir mirando hacia atrás o apartar el pasado. Si hay una cosa que hay segura en esta vida es que el pasado nunca más volverá. El presente está para vivirlo no para lamentarse de errores pasados que no puedo cambiar. El tiempo no se para, puedo reír, llorar el tiempo seguirá avanzando. El tiempo nunca espera. Sólo quiero que todo vuelva a ser como antes, que el sol salga otra vez y el mundo vuelva a sonreír. El ahora es mi regalo,   quiero aprovecharlo, entre el suelo y el cielo hay algo.

La vida es una ida y venida de momentos que siempre tiene un principio y un final

cefer